Ayer después de el gran resfriado, el cual me obligó a permanecer en cama, y me privó de disfrutar de los Cortijos del Hornillo, el Robledar y el destino final que era el Refugio del Aceral. Ayer disfruté de ese pequeño, pero gran paseo por la falde del Cerro Trevenque por su cara Norte y a lo largo del Río Güenes, con dirección a la Cortijuela. Esta zona me ha gustado mucho desde que por vez primera la vieron mis ojos.
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